El dinero es una energía neutra. Es una energía que sirve para conexiones comerciales y conexiones de todo tipo entre las personas. Es una energía que definitivamente nos conecta.
Si viviéramos en una sociedad totalmente consciente de nuestra espiritualidad, el dinero sería una maravillosa herramienta de conexión en positivo, siempre para actos positivos alineados con la esencia del Ser, alineados con el Bien. Sin embargo, el dinero actualmente también sirve de conector entre personas sin sabiduría, desalineadas con su esencia y con traumas sin resolver.
El dinero, a día de hoy, conecta a personas conscientes de la espiritualidad y también conecta a personas que no son conscientes de dicha espiritualidad. De las dos formas, el dinero sirve para conectarnos, para relacionarnos. Y desde el punto de vista del aprendizaje, el dinero actúa de herramienta tanto para disfrutar de conexiones armónicas como para generar conexiones desarmónicas en las que hay personas que sufren o que actúan mal. O lo que es lo mismo, sirve para hacer el bien y para hacer el mal.
Pero cuando se hace el mal y el dinero está de por medio, en realidad se están generando continuamente oportunidades de aprendizaje. Cuando se repiten escenas con el mismo trasfondo desarmónico, las personas están representando una y otra vez un antiguo trauma para darse una nueva oportunidad de darle salida a lo que en un principio se quedó bloqueado, y así poder hacer lo que no se pudo o no se supo hacer en un primer momento.
Así que, ya sea para bien o para mal, el dinero (que es neutro) actúa de conector para hacer el bien o para hacer el supuesto mal. Y digo “supuesto mal” porque el que se generen oportunidades de aprendizaje para que las personas se puedan alinear con el Bien esencial, no sería algo tan malo, ¿verdad? Entonces, ¿es el dinero algo espiritual en última instancia?
Sé de la mala fama que puede o ha podido tener el dinero a nivel espiritual. Y personalmente he podido comprobar el gran daño que han hecho en mí las creencias erróneas acerca del dinero y lo espiritual. En primer lugar, desde bien pequeñito a través del entendimiento que mis padres hicieron de la religión católica y me transmitieron con su ejemplo. Y luego ya de mayorcito cuando, tras mi debacle personal por no haber sabido ni querido adaptarme al sistema capitalista-industrial, empecé a relacionarme con personas supuestamente espirituales. Y a esas personas yo las consideraba mucho o muchísimo más avanzadas que yo en los temas espirituales.
En esa nueva etapa de mi vida, parecía que el malo de la película había sido y era el dinero, el “vil metal”. Y en mi estupidez supina de seguir echando culpas a lo externo a mí, encontraba que el dinero y los adinerados eran bastante culpables de mi sufrimiento y del sufrimiento de millones de personas. Y que ahora lo que tocaba era “elevarse” y caminar en pro del trueque y de ayudar a los demás lo más desinteresadamente posible. Yo tenía que demostrar que era buena persona (en realidad demostraba que era una persona sin autoestima que tenía que dar para que los demás me quisieran). Y además de eso, también tenía que confiar en la abundancia natural del universo. Es decir, rechazar el dinero al tiempo que tenía que confiar en la abundancia.
Creía que ayudando de corazón y de forma desinteresada, todo el dinero que necesitara, me iba a llegar. Es decir, yo estaba seguro de que debía rechazar al dinero para que una inteligencia superior me hiciera llegar dinero. ¡Totalmente absurdo energéticamente hablando! La verdad es que muchas veces miro hacia el futuro y pienso: “¿Me seguirá pasando esto de creer que ahora estoy en lo cierto y cuando pasa un tiempo descubro que he sido un auténtico gilipollas?”.
En fin… Después de sopesar varios conceptos de la supuesta espiritualidad y de la espiritualidad de la nueva era… Después de adquirir varios conocimientos (que no sabiduría)… Después de darme una hostia tras otra, decidí hacer lo que he hecho en toda la trilogía de La Creaticidad, aplicar la duda. Y entonces observe los siguientes puntos:
– Nos dicen en la espiritualidad que todos somos uno, o mejor dicho, que todos estamos conectados.
– Se puede suponer entonces que alcanzar la verdadera espiritualidad sería llegar a la certeza de esa conexión y asumir que todos estamos bañados por un Gran Espíritu.
– El dinero es una herramienta para establecer relaciones entre las personas.
– En la mayoría de los actos en los que las personas se conectan entre ellas, el dinero está presente: vivienda, ropa, comida, viajes, teléfono, Internet, enviar algo a alguien, recibir algo de alguien, regalar algo, que te regalen algo, ofrecer algo y que te lo recompensen, etc.
– Entonces, ¿se puede concluir que el dinero está presente como herramienta de conexión entre las personas encarnadas en un mundo físico?
– Y si el dinero nos sirve para conectarnos, ¿podemos deducir que estamos ante una herramienta de conexión poderosa, y por lo tanto estamos ante algo sumamente espiritual?
– Es más, si las élites que gobiernan el mundo desde siempre saben del significado espiritual del dinero y de su poder de conexión entre los seres humanos, ¿podríamos tal vez conjeturar que son precisamente las élites quienes se han encargado de diabolizar el dinero y nos hemos creído esa mentira?
– Y dando un pasito más… Si las élites tienen el poder de infiltrar personas e ideas en todos los lados, ¿sería muy descabellado pensar que han estado infiltrando creencias erróneas en la emergente espiritualidad desde hace décadas?
Hay algo que tengo muy claro, y es que si yo fuera uno de los que manejan los hilos en el mundo y deseara controlar y hacer sufrir al ser humano, me encargaría no sólo de que las personas más espirituales y con más potencial de amor tuvieran tan poco dinero que no pudieran comunicarse con nadie, sino que trataría de conseguir que voluntariamente esas personas hicieran de la pobreza su Dios y rechazaran el dinero-conexión.
Y es que una persona con grandes posibilidades económicas y con un enfoque de beneficio para todos, es una herramienta espiritual de gran calibre. Conozco a personas con mucho dinero y que al mismo tiempo tienen un gran corazón y vocación de ayuda y de beneficio para todos. Esas personas, para mí, han recordado más la esencia del Ser que otras personas con creencias en contra del dinero que presumen de ser espirituales porque hacen prácticas que se suelen calificar de espirituales.
Me parece que hemos de reconocer que el dinero cumple un papel de conector entre las personas. Al encarnar como seres humanos vivimos en la ilusión de la separación. Pues bien, el dinero, tomado desde la esencia del ser humano, ha de ser visto como esa energía que nos sirve para relacionarnos y recordarnos que todos estamos conectados.
Repito que el dinero es una energía neutra. El dinero actúa de espejo. Actúa de difusor y transmisor de lo que hay dentro de quien lo usa. Su uso de forma “limpia” o de forma “sucia”, no depende del dinero propiamente, sino de cómo está quien hace uso de él. Por lo tanto, es muy conveniente que las personas que quieren hacer el bien y mejorar el mundo, tengan mucha energía de dinero disponible. Conviene que sean de millonarios.
La verdadera abundancia, si tenemos en cuenta al dinero, está en tener la creencia de que hemos de tener dinero ilimitado, de millonarios para arriba. Cualquier cantidad que nos pongamos como límite, es el equivalente a poner una limitación a una energía que en realidad es ilimitada. Sé de muchas personas que se ponen un límite de dinero con el argumento de que se conforman con esa cantidad, de que esa cantidad es suficiente. Pero para mí, si asumes que a más cantidad de dinero, mayor capacidad de ayuda a la Humanidad, la mentalidad más espiritual es la mentalidad de ser de millonario en adelante. La verdadera mentalidad abundante es la mentalidad millonaria.
© 2018 Pedro Gea Martínez
Extracto del libro LA CREATICIDAD – Parte 2: «La espiritualidad actual. Una mirada crítica».
*Disponible en Amazon en papel y digital en este enlace: La espiritualidad actual (La Creaticidad parte 2)
Más información: www.lacreaticidad.com
© 2019 – “El blog de Enriqueta Olivari”. Se pueden reproducir los contenidos, pero sin alterarlos y citando a la autora y el sitio: http://www.sanatualma.com