Esta sencilla meditación te conecta con el Cielo, la Tierra y el Amor Incondicional.
Puedes hacerla de pie, sentado o acostado. Es mejor hacerla sin zapatos.
Lo ideal es hacerla en cuanto te despiertas, así podrás mantenerte en paz a lo largo del día, sin dejarte arrastrar por el caos del mundo externo.
*Cierra los ojos.
*Siente o visualiza una luz dorada que llega desde el Cielo y entra por tu coronilla.
*Como si fuera líquida, esa luz va bañando tu cuerpo por completo.
*La luz sale por tus pies, y forma un rayo que llega al centro de la Tierra.
Ese contacto con el centro de la Tierra te da seguridad, calor y alegría.
*La luz vuelve a entrar a tu cuerpo, subiendo por tus pies, piernas y abdomen.
*Al llegar a tu corazón, esa luz dorada se queda allí, brillando como un gran sol en tu pecho.
Siente su calor, la paz y la plenitud que te brinda.
*Irradia esa luz que sale de tu corazón hacia todo lo que existe, envolviendo a todo el planeta.
*Puedes quedarte conectando y sintiendo todo el tiempo que quieras.

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